


¿A quién no le gusta la lluvia frente a un gran ventanal, con una taza de té en una mano y el pelo sedoso de esa persona para perder la otra? Y quién puede quedarse en casa a hacer eso cada vez que llueve.
La lluvia es nostalgia porque casi siempre falta algo a ese cuadro. El ventanal, el té, el pelo, la mano.
En fín, quién pudiera disfrutar de la lluvia en tu compañía.

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