jueves, 27 de septiembre de 2007

Quién fue el gracioso

Encontré esta carta, que reproduzco a continuación, tirada en mi jardín. ¿Quién fue el chistoso, a ver?


"A quien encuentre esta carta,

Mi nombre es Sebastián Mandelbaum, y soy matemático. Me especializo en mecánica cuántica y una serie de cosas que apenas si son expresables en ecuaciones. No soy un hombre de letras, así que pido disculpas de antemano por lo limitado de mi lenguaje y por alguna falta de ortografía que pueda colarse en esta misiva. Creo que esta carta es un esfuerzo inútil, porque sé que si yo mismo la leyera la descartaría como una muestra de algún delirio, o una broma ridícula. Si llegara a ocurrir que usted decidiera prestarme atención y quisiera comprobar si hay algo de verdad en lo que está leyendo solo puedo invitarlo a que se acerque al pabellón 2 de la ciudad universitaria de la universidad de Buenos Aires. Si lo hace antes del 13 de marzo del 1979 comprobará que soy un profesor allí (o lo era, la gramática se me hace difícil) y si se me acerca hasta puede que le cuente de buena gana en qué es en lo que estoy trabajando. Si ese es el caso no me cuente absolutamente nada de lo que lea en esta carta. Lo que me pasó no debe ser evitado, por el bien de la humanidad.

Si intenta encontrarme luego de la fecha en cuestión no podrá hacerlo. El 13 de marzo yo desaparezco de mi laboratorio, cerrado por dentro, sin marcas de lucha ni nada por el estilo. Si alguien volverá a saber algo de mí, más allá de esta carta, está por verse.

Si usted está leyendo esta carta luego de mi desaparición se preguntará, seguramente, qué fue lo que me pasó. Si la lee antes, se preguntará, seguramente, como sé lo que me va a pasar. La respuesta a las dos preguntas es la misma: encontré un ángulo.

Puede que le parezca ridícula semejante declaración, pero no por eso es menos verdadera. Usted se imagina, cuando le hablo de ángulos, los que aprendió en la escuela, y no está mal, de eso hablo yo también. Pero mi ángulo, el que encontré, lejos de ser una de las figuras bidimensionales que todos hemos dibujado y medido, transportador mediante, es un ángulo de cuatro dimensiones. Si, encontré un punto en el que se entrecruzan la altura, el ancho, la profundidad y el tiempo.

Las cuatro dimensiones se entrecruzan en todos los puntos, en realidad, yo solo encontré una forma de desplazarme, a partir de un punto cualquiera del espacio, a través de sus ángulos, hacia el futuro, en una línea que, sin dejar de ser recta, no es continua. Lamentablemente mi descubrimiento fue accidental. Usted puede no creerme, pero la verdad es que intentando graficar estos ángulos cuatridimensionales en mi pizarra, curvé el espacio y tiempo de tal manera que cuando me quise dar cuenta ya no estaba en mi época. Con un simple dibujito. (con uno más bien complicado, en realidad)

Comprender lo sucedido me llevó años de investigación y lograr revertir mis ecuaciones como para poder mandar esta carta hacia el pasado otros cuantos.

Sí, amigo, le escribo desde el futuro (espero). Usted se preguntará por qué le mando una carta y no cruzo yo directamente. Pienso intentarlo, pero lo cierto es que los cálculos que estoy realizando son increíblemente difíciles y los hago sin la ayuda, siquiera, de una calculadora. Es más que probable que haya cometido un error, en cuyo caso puedo perderme en el tiempo, viajar todavía más hacia el futuro o no arribar al pasado al que planeaba llegar sino a cualquier otro tiempo. Tal vez, incluso, simplemente me desvanezca en el olvido. Y la información que llevo conmigo debe alcanzar a algún destinatario, aún si yo no vuelvo. Por esto enviaré varias cartas, todas las que pueda, con pequeñas variaciones en las formulas, con un poco de suerte alguna llegará y tal vez hayamos salvado la tierra.

El futuro no es lo que usted o yo esperábamos, mi querido amigo, nada de colonias en la luna, nada de autos voladores ni de curas para el cáncer. En el futuro próximo la humanidad morirá. Así es, todo lo que encontré cuando mi pequeño viaje terminó fueron ruinas. Mi laboratorio estaba abandonado, toda la ciudad de Buenos Aires, hasta donde pude ver, estaba desierta. La mayor parte de las construcciones dañadas y el suelo mismo lleno de grietas. Y en lugar de lo que había sido puerto madero un enorme cráter. Como si una bomba atómica hubiera estallado en el lugar. En los quince años que he vivido en este tiempo, buscando la forma de calcular mi camino de regreso, no he visto ni una sola persona, ni un animal, ni un insecto. El único ser vivo que he visto en los últimos quince años han sido plantas, que son ahora las dueñas del planeta. He logrado conseguir una radio con pilas que todavía funcionaban y nada, ni siquiera el más mínimo sonido que me indicara alguna civilización con la capacidad de transmitir. Al principio me costaba aceptarlo, pero he llegado a convencerme que soy el único ser humano en este planeta.

He calculado que esta carta debería estar llegando a una fecha anterior a mi desaparición pero eso no es lo único que he calculado. Basándome en el movimiento de las estrellas y en otra cuantas cuestiones astronómicas como el tamaño del sol y la posición de los planetas he logrado determinar el año en que terminó mi pequeño viajecito: 2012.

¿Pensaba, usted, acaso que estaba describiendo el fin de los días, dentro de millones de años? Mucho lo siento, amigo, pero si esta carta llega a donde yo la intenté mandar, en algún momento de los próximos treinta y tres años, el mundo se acaba. Pero ahora, por lo menos, usted lo sabe y, tal vez, pueda hacer algo para evitarlo. Esa es mi única esperanza y la que justifica tantos años de soledad y sufrimiento. Haga su mejor intento, amigo, pero no intente evitar mi triste destino por ningún medio. Si no se produce mi accidente esta carta nunca llegará a usted y el mundo carece de esperanzas.

Sinceramente suyo,

Sebastián Mandelbaum.

P.s: si no he acertado en mis cálculos y mi carta no llega sino después de mi desaparición solo puedo pedirle disculpas por mi ineptitud y sugerirle que se apure en hacer algo. "



Esto es, sin duda, chiste de alguno de los lectores de Lovecraft que se cuentan entre mis amigos, pero cuando lo dejaron en casa si hace tiempo que no pasan por acá? Dale, cuenten.


En fin, va la foto alusiva

3 comentarios:

Carmilla dijo...

Yo no fui... Palabra.
Estoy a mil organizando Lovecraftiana y no tengo tiempo de pasar por tu casa. Prometo que despues voy a tomar unos mates.
Además, en casa ya no hay ángulos: los rellené todos con yeso por miedo a los perros de Tíndalos!

Fernando C dijo...

Creo que es hora que se sepa la verdad.

Fernando C dijo...

Soy un viajero del tiempo que vengo del año 3001. Nací en la República Argentina, es decir, en una plaza del sur del continente Bush VII; lo que hoy se conoce como Bs As. He estudiado historia en la Universidad Mario Pergolini, gracias al azar logré contactarme con un científico que formaba parte de una secta "nacionalista" (gral. San Martín), término que se dejó de usar en el siglo XXI. He viajado en el tiempo intentando cambiar la historia, no pude evitar el fusilamiento de Dorrego pero sí evité el del Gral. Perón en el 45; iba y volvía al futuro para ver el fruto de mis actos; evité los gobiernos Massachessi y Angeloz. Evité el atentado a Kirchner, salvando a la Argentina de la presidencia de Scioli. Cada acto produce un cambio que no aparecen en mis libros de historia y que me obligan a volver;la máquina de tiempo no puede reincidir en la misma fecha y, lamentablemente, a mi máquina que estaba escondida en el riachuelo, la hicieron mierda las ratas. Estoy anclado en vuestro presente ya sin poder saber los resultados de mis actos. Esperando que una misión de la secta Gral San Martín venga a rescatarme o por lo menos me indiquen a quien debo votar el 28.