lunes, 22 de octubre de 2007

La verdad sobre el rey león ... 1º parte

-Quién viene hoy?

- Ni idea. Supongo que los de siempre.

-Qué te vas a pedir?

- Una coca

- Cuándo te vas a hacer hombre y empezar a tomar cerveza?

- No pierdas la esperanza, tal vez algún día.

- ¿Cómo andan?- pregunta Andrés, el último en llegar.

- Aquí, como siempre, intentando evitar la hora del suicidio.

- Vos intentarás, yo no le veo nada de malo.

- Ahí salió, la antitesis.

- ¿Qué?, ¿por qué tenemos que pensar todos lo mismo?

- No tenemos, pero lo hacemos, es un hecho. Si tuvieras algo mejor que hacer no estarías acá.

- Che, pará, que somos sus amigos, no me parece una opción tan mala como para que sea opción de descarte

- No nos deprecies así.

- No, bueno, ustedes entienden, estee ...

- Qué rata que sos! Ya saliste a conciliar, si no nos soportas decilo, nadie te va a echar, casi todos venimos por descarte, en definitiva.

- Igual tiene razón Martín, la hora del suicidio es producto de la mentalidad capitalista. La sociedad capitalista no ofrece opciones para los domingos a la tarde, así la gente se deprime y le dan hasta ganas de ir a laburar al día siguiente.

(-¿Cuándo dije eso?

- No lo dijiste.)

- Sí, seguro. Por eso lo único que hay en televisión los domingos son películas de disney, para que uno se deprima o se mate.

- Vos reíte, pero las películas de disney son mucho más ideológicas de lo que parece.

(-A mi me parecen terriblemente ideológicas, a vos?

- A mí también)

- ¿Qué querés decir con ideológico?

- Quiere decir que Disney sería el principal agente de lavado de cabeza de la macroconspiración capitalista para el control del mundo.

- Che, no seas boludo, exagerás para sacar de contexto cosas que, de por sí, tienen sentido. Discutí en serio, en lugar de hablar de macroconspiraciones. Además tiene sentido lo que dice, disney baja línea.

- ¿Ejemplo?

- El rey león, por ejemplo. Uno podría ponerse a hacer un análisis en términos del enfrentamiento de una ética premoderna con una moderna.

- Uno es filósofo (o quiere serlo). Uno podría hacer un análisis de unos manises en términos de la disolución del logos trágico en el arché del inodoro. Eso no quiere decir nada. ¿No podemos hablar de fútbol?

- Pensalo, ¿viste el rey león?

- De qué juega el rey león?

- No, no la vi.

- A quién le hace goles?

- Bueno, en principio trata de un cachorro de león que es el hijo del rey de la selva, Simba, se llama. Resulta que su tío quiere ser rey entonces “accidenta” al padre ...

-¿“accidenta”?

- Dale, che. Se entendió. Bueno, lo mata al padre y lo convence al cachorrito de que la culpa es de él. El cachorro sale corriendo de los reinos del padre, atraviesa el desierto y termina encontrando a un jabalí y otro bicho que no sé qué es, Timón y Pumba, en una especie de paraíso tropical con cascadas y árboles frutales. Un lujo.

(-No vamos a hablar de fútbol, entonces?)

Los tipos lo ven deprimidito al cachorro y le cantan una canción sobre su filosofía de vida: Hakuna matata. Que significaría algo así como: “ta´todo jamón, no te preocupés” y el pibe se alegra y se queda a vivir con ellos. Mucho tiempo después, el cachorrito creció y es un león que vive contento con sus amigos en la laguna, está todo libre de preocupaciones.

- A mí no me jodan, si yo fuera un león, a la primera de cambio que me levanto con hambre cagó el jabalí.

- Eran amigos, turco.

- Qué amistad, ni amistad. Si sos un león en serio a los jabalíes te los morfas y no hay amistad que valga.

- Bue, el tema es que mientras el leoncito crecía libre y tranquilo, sin preocupaciones, lejos del reino, su tío no paraba de hacer desmanes. El tipo estaba aliado con las hienas, los enemigos “naturales” de los leones y lo primero que hace es poner a todo el reino a servirles y termina desecando todos los recursos naturales de su reino y forzando a las leonas, que son las cazadoras, a alejarse cada vez más en busca de comida. Así es como una de las leonas que “casualmente” era la amiguita de la infancia de Simba llega a la laguna. Canción de amor mediante a Simba se le plantea el dilema ético. Me quedo acá, con mis amigos, en mi laguna, con toda esta paz o me voy al reino a enfrentarme con mi tío.

- Yo me hubiera quedado.

- No te hubieras quedado, hubieras partido raudamente detrás de una pollera igual que lo hizo Simba. Acá no hay dilema ético, es el dilema de siempre, ponerla o no ponerla.

- No, pero en la película no te lo plantean así. En la película lo que se ve es una confrontación entre la idea de deber y la idea de felicidad.

- ¿Dos éticas?

- Claro, una ética premoderna y una moderna. Una que trabaja bajo el supuesto de que el bien del hombre es la felicidad y otra que lo plantea como el deber.

- No te sigo


(continuara ...)

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